Sinónimos: Xerocomus ichnusanus

Nombre vulgar: No tiene

Comestibilidad:  Desconocida, aunque probablemente no sea tóxico, y debido a que es poco frecuente, debe considerarse sin interés comestible.

Hábitat: En la Península se encuentra en zona de clima mediterráneo, suelo calizo y micorrizando con encina. Poco frecuente, creciendo cespitoso en grupo de pocos ejemplares o aislado. Es muy termófila, por lo que suele salir con las primeras lluvias de final de verano o principios de otoño.

Sombrero: Primero hemisférico, luego convexo, finalmente plano convexo o ligeramente deprimido, de hasta 7 cm de diámetro, margen un poco excedente cuando es joven, que se queda corto e incluso es sobrepasado por los tubos con la edad, ondulado y a veces un poco lobulado. Cutícula seca, glabra o aterciopelada, a veces finamente agrietada, color arcilla o beige con algún tono rosado, que con la edad va adquiriendo colores pardo-castaños más oscuros, a veces manchado de violáceo.

Poros: Angulosos, anchos en la madurez, de color amarillo limón cuando son jóvenes, más tarde con tinte oliváceo y a menudo oxidados manchados con la edad, que azulean con la presión o al roce. Tubos no muy largos, apretados de adherentes a libres, de color amarillo limón que azulean al corte.

Pie: Cilíndrico, ventrudo de joven y a veces cónico con la edad, fusiforme y radicante con abundantes rizoides de color amarillo en la base, de 3-7 x 1-3 cms, con superficie cubierta por una densa y vistosa retícula, mas tupida en el ápice, que se va alargando hacia el centro, de color pardo sobre fondo amarillo en la parte alta, adquiriendo tonos tabaco-oxido en el centro y amarillo cromo hacia la base. Azulea al tacto o roce.

Carne:  De color amarillo limón pálido en el estípite que adquiere tonos rojizos en la base en ejemplares adultos, blanquecina en el sombrero. Al corte de un bonito azul, mas intenso en la parte alta del sombrero y hacia la base del pie. Olor fúngico agradable y sabor dulce.

Microscopía: Esporas 10–14.5 × 4.5–7 μm.

Observaciones: Especie típica termófila, que aparece en terreno calizo asociada a la encina a finales de verano, con las primeras lluvias, caracterizado por ese retículo acostillado tan pronunciado, pie radicante que adquiere esos bonitos tonos oxido-tabaco en la parte central que azulea al tacto.  Es difícil encontrar ejemplares idóneos para fotografiar.